Antonio Bonny lidera junto a su hermano José Juan el Grupo Bonny, la empresa agrícola fundada por su padre, Juliano Bonny, en 1935. El empresario explica el contencioso que mantiene el sector de frutas y hortalizas de exportación tanto con el Gobierno de Canarias como con el central, y reafirma la rentabilidad y el futuro de la agricultura en las islas. “La falta de cumplimiento de las administraciones nos ha llevado a una situación límite”.
¿Suponen las tensiones con Rusia una amenaza grave para el sector agrario canario?
Este verano ha sido un verano atípico, en el que ha habido una sobreproducción general en tomate, pepino, frutas de hueso, melones, sandías… ¿La consecuencia? Una situación de precios bajos. A esto se suma el cierre de las fronteras rusas a productos provenientes de la Unión Europea como respuesta a las medidas de presión comunitarias por la crisis con Ucrania.
A medio plazo no se conocen aún las repercusiones. Para el tomate y los pepinos, los productos fundamentales de Canarias en lo que respecta a la exportación, empezamos a producir tomates en el mes de octubre y pepinos a finales de noviembre, cuando comienzan a agotarse las producciones locales en Europa. Y no sabemos si entonces se habrá resuelto el problema. En el caso de que la moratoria siguiese en pie el escenario puede ser diverso. El más lógico será que los precios tiendan a la baja. Sobre todo por el sobreabastecimiento que se produciría. Porque una cosa debe quedar clara: todo lo que se está exportando a Rusia acabará en Europa, porque la UE no va a ser capaz de encontrar nuevos mercados, tal y como asegura.
Pero no debemos olvidar tampoco que los importadores rusos también tienen un problema grande. Ellos viven de unas importaciones que no están teniendo, y además los precios en Rusia van a dispararse sí o sí. Y esto puede tener el efecto de que países que exportan tanto a Rusia como a Europa prefieran irse a Rusia porque ofrece márgenes superiores, lo que aliviaría el mercado europeo.
La agricultura canaria de exportación ha pasado meses difíciles. Incluso se han planteado no comenzar las producciones por el retraso de las ayudas. ¿Cuál es la situación en la actualidad?
Mantenemos un contencioso con el Gobierno canario porque no ha cumplido con sus compromisos en relación con el Plan Estratégico del Tomate de 2008. Fue por esta falta de cumplimiento por lo que el Gobierno de Madrid decidió no satisfacer con sus compromisos a partir de 2011. Y esto nos ha llevado a una situación límite, con una deuda acumulada de alrededor de 20 millones.
Además están las compensaciones al transporte que dependen del Ministerio de Fomento. Estas han bajado drásticamente desde 2012, cuando cambió el Gobierno. Tanto es así, que si por ley deberíamos estar cobrando el 70% de los costes que nos supone poner el producto en Cádiz, este año ingresaremos apenas el 29%. El 5% más, eso sí, que el año pasado. Aunque, todo sea dicho, el 29% de este año al menos ya lo hemos cobrado gracias a la mediación de la delegada del Gobierno. La ministra de Fomento se ha comprometido con el sector de cara a los presupuestos del año que viene a aumentar las partida hasta el 70%.
Estamos hablando de un tema serio: sin una compensación al transporte suficiente, la que figura en la ley, el sector está abocado a la desaparición, porque el costo de poner el producto en destino es demasiado grande. Y eso sin contar que compramos nuestros insumos a un precio muy superior al de nuestros competidores -fitosanitarios, abonos o envases de cartón tienen un costo añadido por nuestra condición insular. Estamos operando con márgenes mínimos. Si además tenemos un sobrecosto del 30% en el transporte hacia nuestros mercados europeos se nos hace imposible competir.
Esta reducción de márgenes no solo es grave porque afecta a los productos actuales, sino porque nos frena la posibilidad de diversificar con género como melones, sandías, el brócoli, lechugas, etc. Productos con los que podríamos hacer más competitivo el sector. Pero para eso necesitamos ser competitivos en los mercados. Y márgenes.
Existe, en cualquier caso, una cuestión estructural en la Unión Europea respecto a la agricultura.
Canarias tendrá posibilidades mientras disfrute de un clima invernal suave y haga frío en Europa, al menos durante unas pocas semanas.
Pero la situación es compleja. Para empezar, en el continente sufrimos sobreproducción agrícola todo el año. La nuestra es una agricultura muy productiva, en todo tipo de productos, y la demanda esta estancada porque las poblaciones no crecen salvo en edad. Y ya se sabe que cuanto mayor se hace uno menos consume.
Además está el problema de la lucha de los supermercados por tener el mejor precio. Los agricultores estamos realmente machacados, porque todos los supermercados quieren tener el precio más competitivo. Por citar un ejemplo: hay una cadena en Inglaterra que lleva dos años con un precio garantizado de 50 peniques la pieza de pepino, lo que ha arrastrado a la competencia. Y esto nos lleva a venderlo a ese precio incluso en invierno, cuando el precio podría subir a más de 90 peniques.
Entonces la pregunta es: ¿Es rentable el negocio de la agricultura en Canarias?
La agricultura canaria tiene tres pilares. El fundamental hoy es el plátano, que se mantiene gracias a la subvención que recibe de Europa. Este es un negocio que tiene futuro hasta al menos 2020. El otro pilar de exportación son los tomates y pepinos. En este caso, si se mantienen las ayudas, sobre todo la compensación al transporte al nivel que marca la ley, resulta una actividad rentable a pesar de la competencia con Marruecos y con el sur de la península. En los últimos años, la disminución de las hectáreas ha sido drástica, porque las ayudas comprometidas por las administraciones no han llegado. Si llegaran, dado que la economía en el país va a mejorar, la tendencia de descenso de superficie va a desaparecer.
Por último está la agricultura y ganadería de producción local. El nivel de autoabastecimiento en Canarias es muy pequeño, entre e 10 y el 15% del consumo. Esa agricultura necesita un apoyo y una planificación que no tiene. Las administraciones han de dar alternativas a los productores locales, explicar cuáles son los productos deficitarios y hacer que los productores tengan un incentivo para producirlos.
Porque tenemos otro problema que es el envejecimiento de lo productores y la escasa renovación generacional.
Si se cumplieran las ayudas previstas en el POSEI , serían suficientes para mantener la actividad y aumentarla con otros productos. Si Europa permite ayudas de Estado y estas no llegan es cuando la situación del sector se vuelve prácticamente inviable. La respuesta es que si se cumplen las condiciones por supuesto que el sector tiene viabilidad: tenemos toda la fortaleza para competir.
En un mundo en el que impera el libre mercado, ¿por qué hay que subvencionar la agricultura?
Seamos conscientes de una cosa: la agricultura canaria está subvencionada. Pero de la misma manera que está subvencionada la agricultura en cualquier parte de mundo. El 50% de los fondos europeos se va a la agricultura, sí. Pero la agricultura con más ayudas en todo el mundo es la estadounidense. Y eso, sin contar con las limitaciones que se imponen a la importación, que nos impiden exportar a ese país.
La cuestión es que no hablamos solo de agricultura, no se trata solo de mantener un sector económico: estamos hablando de algo tan crucial como alimentar una población. Y la alimentación suficiente es la condición sine qua non para que haya estabilidad en un territorio, máxime si se trata de una isla. Y garantizar un nivel de abastecimiento mínimo exige sí o sí un grado de subvenciones. Por eso no hay país que no lo haga. Y estas, las compensaciones que recibimos en Canarias, no lo olvidemos, son ayudas que están aprobadas por el Congreso de los Diputados español, aprobadas por la UE e incluidas en el Régimen Económico y Fiscal de Canarias.
¿Cree que se valora lo suficiente la importancia de la agricultura?
Es posible que no. Quizás no se vea su importancia solo si se observan los números de su aportación al PIB. Pero sí si se ve la mano de obra empleada y el hecho de que, además, aporta un grado de diversificación frente al monocultivo económico que supone el turismo. A medida que se ha ido muriendo el sector del tomate no he visto derramar lágrimas por parte de ninguna administración, y no entiendo muy bien por qué. Es un sector que ha sido competitivo durante muchos años en el mercado mas competitivo del mundo que es Europa, comercializando nuestros productos en los principales supermercados de Alemania, Reino Unido o Suecia, y es capital que se mantenga así. Sería un problema grave desde el punto de vista social si se perdiese la agricultura de exportación.
Y no solo eso: de la agricultura dependen otras muchas industrias auxiliares como puede ser el embalaje, en lo que gastamos varios millones de euros. Hemos montado una logística propia capaz de transportar al punto mas lejano de Europa en el circulo polar ártico nuestros tomates o pepinos en una semana. La nuestra no es solo una actividad agrícola, también es una actividad industrial. No vivimos de las subvenciones: tenemos que luchar día a día, tenemos que cumplir los requisitos del cliente, pelear por los nichos de mercado, presentar los productos en decenas de formatos, vigilar los niveles de azúcar, planear estrategias de marketing…
Ya que habla de marketing, ¿cómo se compara con otro de los productos estrella de la agricultura canaria, como puede ser el plátano de Canarias?
Los plataneros gastan en publicidad una fortuna, y se la pueden permitir. La publicidad de los plataneros la vemos porque somos consumidores de ese producto.
Nosotros la publicidad que hacemos, que no es mucha, la hacemos en países de destino con Proexca y con el Icex: Suecia, Alemania, Inglaterra… No hacemos publicidad aquí porque este no es nuestro mercado.
A veces nos ocurre que queremos promocionar un producto como canario y desde la autoridades nacionales nos obligan a promocionarlo como un producto español. Lo cual juega en nuestra contra, porque nosotros nos posicionamos como un producto canario con características diferentes al del resto del territorio español: no en vano, a nivel mundial el tomate de tamaño mediano, perfecto color rojo y sabor intenso se denomina tomate tipo canario. Vamos a ferias en España y en el exterior, como la de Berlín, y trabajamos con la marca canaria.
Antonio Bonny Miranda es miembro del CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA. Se licenció en Geografía e Historia y ejerció la enseñanza en la educación secundaria antes de entrar en la empresa familiar. Además, es Máster en Gestión de Empresas Agroalimentarias y titulado en el Programa de alta dirección de empresas (PADE).
FUENTE: blog.circulodeempresariosdegrancanaria