SITCA asegura que es totalmente falso que las pensiones están seguras porque este país ha fortalecido el empleo, obviando que la propia Ley General de la Seguridad Social establece un sistema mixto de financiación abierto a las aportaciones del Estado

En España se trabajan cada semana 700.000 horas menos que cuando el Gobierno de Rajoy llegó al poder y 1,7 millones menos que cuando estalló la crisis y, también, que la cotización media por trabajador ha caído en cinco años de 6.146 a 5.902 euros. El presidente del Gobierno retuerce el lenguaje y los datos para elogiar su gestión con el fin de conjurar el creciente malestar social, y sus eventuales consecuencias electorales, por su gestión del sistema de previsión social. Para Antonio Rodríguez es un discurso tan intencional, por tratar de conjurar el miedo (y sus eventuales consecuencias electorales) que su propia gestión ha extendido entre pensionistas y trabajadores, y tan plagado de afirmaciones matizables, contradicciones y omisiones que en ocasiones bordeó la mentira piadosa, que es la que “se dice para evitar a otro un disgusto o pena”, y la oficiosa, cuyo objetivo es “obtener un provecho o ventaja sin causar daño a otro”.

El presidente se arrancó con un olvido, al señalar que el debate iba de “garantizar las pensiones presentes y futuras” sin ninguna referencia a su suficiencia, que es tanto como obviar el mandato constitucional de asegurarla para los mayores, y con la formulación de un propósito torticero como el de “mantener y revitalizar el consenso” en este “tema trascendente” cuando quien lo rompió fue su partido, que la anterior legislatura impuso sin el apoyo de ningún otro la reforma que establece el Índice de Revalorización de las Pensiones (IPR), que limita su aumento anual al 0,25% mientras el sistema sea deficitario, y el lalmado Factor de Sostenibilidad, que las recortará un 0,5% a partir del año que viene.

Fueron las dos primeras afirmaciones matizables dentro de unas intervenciones presidenciales plagadas de ellas y en las que el baile de datos alcanzó en ocasiones velocidades de vértigo. Fue, eso sí, el único de los intervinientes que tiró de cifras en un debate en el que las posiciones y las propuestas de la oposición destacaron por la inconcreción: necesidad de destinar más recursos al sistema y de mejorar el empleo, recuperar la hucha de las pensiones, derogar la reforma laboral y el Factor de Sostenibilidad (Rajoy lo rechazó) y vincular la revalorización al IPC.