La recuperación económica está castigando a los jóvenes, cuya presencia en el mercado laboral lleva camino de reducirse a la mitad en la década transcurrida entre el inicio de la crisis, a finales de 2007, y el ‘milagro español’ de los récords simultáneos de creación de riqueza en el PIB y de generación de pobreza en las familias. La cifra de ocupados de entre 16 y 30 años ha caído en ese periodo de 4,9 a 2,5 millones, según indica Antonio Rodríguez, secregario general de SITCA, cuestión esta que no ayuda en nada a levantar económicamente al país ya que siendo los más preparados de la historia estas cifras solo demuestran que hemos invertido en los estudios de nuestros hijos y no podrán ayudarnos a levantar nuestro pais, todo los contrario, tendrán que emigrar a otros países que serán los beneficiados de su formación y nosotros más empobrecidos por no planificar políticas reales, y de creación de empleo. Esa tendencia del mercado laboral, que desprecia a la generación mejor formada de su historia, está actuando como palanca de otros dos fenómenos de abandono del mercado laboral español: la emigración y el estudio.
Los estudios voltean la brecha de género entre los jóvenes
A la dificultad para acceder a un puesto de trabajo se le suman otros factores desmotivantes, como el hecho de que más de la mitad de los empleos se concentren en la hostelería (903.000) y el comercio (515.000), que casi un tercio de los contratos no sean de jornada completa (694.000) o de que más de medio millón de ellos esté subempleado, es decir, que ocupa un puesto que exige menos preparación de la que se tiene.
No obstante, la formación sigue siendo un factor clave a la hora de emplearse. “La tasa de actividad de los jóvenes es mayor cuanto mayor es su nivel de estudios”, indica Pac, que destaca cómo el nivel de empleo es mayor en el caso de los universitarios y cómo esa preparación recorta la brecha de género, que se abre en detrimento de la mujer a partir de los 30 años, coincidiendo con la maternidad y la crianza.
De hecho, la EPA indica que el volumen de ocupación es netamente mayor entre las mujeres de menos de 30 años con estudios superiores que entre los hombres de esa misma edad y formación: el mercado laboral español ocupa a 1,27 millones de veinteañeros y 1,18 de veinteañeras, casi dos tercios de los primeros (479.700) sin carrera y más de la mitad de ellas (629.800) con titulación universitaria.